La palabra inconsciente se usa a menudo como si fuera una herramienta que pudiera ayudarnos a ser más felices.
En realidad la mayoría de nosotros no puede comprender cómo podemos usar esa reserva de sentimientos y pensamientos en el sótano de nuestra mente.
No sabemos usarla pero tampoco podemos ignorarla porque ese material influye en nuestra conducta y en nuestras relaciones de pareja.
¿Y cuando nos damos cuenta de eso? Cuando la vida no nos lleva por donde queremos ir.
Un día tomas la decisión de buscarte otra pareja y esa pareja no aparece, o la que aparece no cumple tus expectativas, y mientras tanto, allá en el sótano de tu mente, se despiertan los miedos infantiles y los sentimientos de culpa, y no quieres que esos huéspedes molestos vengan de nuevo a visitarte ¿Verdad?
¿Cómo puedes aflorar ese material inconsciente y vital para que salga de su escondite? Observándote a ti misma.
Dale al play y aprende a observar tu propio reflejo en esa pareja que acabas que conocer.
Debajo del video tienes la transcripción.
Transcripción
¿Por qué desear tener pareja no es suficiente para conseguirla?
¿Cómo eres de natural en tus relaciones?
¿Te muestras abierta y sin defensas?
¿Estás dispuesta a sentir y a comprometerte?
La relación de pareja es un camino para descubrir tu verdadero ser tanto si tienes pareja como si no la tienes o la estás buscando.
Por eso en el video de hoy quiero responderte a una pregunta que me han hecho muchas veces.
¿Por qué es tan difícil encontrar pareja?
Además, te revelaré el cambio que necesitas hacer, y que fue el que yo mismo hice, para abrirte al mundo de la pareja
Cuando era niño mi madre tenía que echarme de casa para que me diera el sol, pero a mí no me gustaba salir a la calle y dejar atrás la tele, los libros y los comics.
Yo era un niño triste y asustado, que no jugaba al fútbol y que daba largos paseos.
Yo creía que la vida estaba en los libros, en las películas y en la imaginación donde podía ser Spiderman, un caballero del rey Arturo o el Mago Merlín en su cueva de cristal.
Y ese deseo de soledad y aislamiento me acompañó durante mucho tiempo y no me extraña porque ¿quién quiere vivir en una cueva de cristal?
Mi tristeza era una tristeza antigua, una tristeza medieval, una tristeza de héroe solitario, de superhéroe incomprendido.
Pero yo no me daba cuenta.
Como le pasaba a Horacio, el protagonista de Rayuela, a mí todo me dolía, hasta las aspirinas me dolían.
Pero ahora puedo decir que todo ese dolor fue necesario para que descubriera una gran verdad:
Solo podía crecer y evolucionar abandonando mi cueva de cristal y relacionándome con los demás
La pareja como espejo de ti misma
Solo cuando observas cómo te sientes respecto a los demás puedes descubrir la verdad respecto a ti misma.
Si te sientes sola o insatisfecha es posible que tus relaciones no sean tan auténticas y profundas como crees.
Es fácil engañarse cuando tienes muchos amigos, mucha vida social y tus relaciones parecen buenas en la superficie.
No digo que estas relaciones no puedan satisfacerte y sobre todo distraerte, pero no dejan de ser relaciones huecas para ti porque en estas relaciones nunca muestras tu ser verdadero.
Esta es, a mi entender, la verdadera razón por la que no tienes la relación de pareja que deseas, porque existe un miedo inconsciente a exponerte, a dejar que el otro conozca tus conflictos internos.
Y resulta que la pareja es el mejor espejo para observar esos conflictos. Si no quiero verlos no tengo pareja. No quiero que nadie me ponga delante lo que no quiero ver.
Yo te puedo decir que mis parejas destrozaron el concepto que tenía de mí mismo. Y les doy las gracias por ello.
Para construir primero hay que destruir.
Mis parejas destruyeron esa autoimagen que yo me guardé de proteger durante todos los años que estuve buscando pareja, pero en los que no faltaron un buen puñado de relaciones superficiales que me dieron una falsa sensación de libertad y plenitud.
El camino de la pareja ha sido el espejo en el que he visto eso de mí mismo que nadie más pudo enseñarme.
Pero mirar ese espejo no es fácil porque cuando acusas a tu pareja de sacar lo peor de ti estás proyectando sobre el otro tu propia sombra, esos rasgos de tu personalidad que no aceptas como propios.
Y mientras no estés dispuesta a observar esos conflictos internos y asumir tu propia responsabilidad sobre lo que sientes, no podrás tener relaciones auténticas que te hagan sentir plena y satisfecha.
Por qué tienes miedo a dejar que el otro conozca tus conflictos internos
¿Recuerdas cuando iniciaste tu primera relación de pareja?
Seguro que fue a una edad en la que aún no tenías claro qué es lo que querías, qué era lo que te gustaba o incluso qué era lo que sentías. Es decir, aún no estabas formada como la persona adulta que eres hoy.
Cuando esa relación terminó experimentaste mucho dolor y confusión, un dolor que quisiste compensar con la siguiente pareja. De este modo llegabas a esa nueva relación con una armadura protectora para que no te hicieran más daño.
Pero las corazas no sirven y te lo digo por experiencia. La coraza te impide sentir y también te impide vivir.
Querías que tu siguiente relación curara a la anterior como un clavo saca otro clavo, pero eso no era posible.
De este modo, poco a poco, relación tras relación, tu dolor y tu confusión iban aumentando al mismo tiempo que perfeccionabas tus corazas y tus mecanismos de defensa para no sentir el dolor, pero no para cambiar tu forma de actuar.
Porque para cambiar tu patrón de comportamiento es necesario que mires en tu interior, pero hacer eso te causa tal angustia que antes de mirarlo prefieres descartarlo, ignorar esa forma equivocada que tienes de actuar y resignarte a creer que esto es lo que hay y que es mejor estar sola que mal acompañada.
De este modo te especializas en no ver el dolor porque verlo te molesta y cuando te quieres dar cuenta has desarrollado una coraza perfecta para bloquear el dolor que hay dentro de ti.
Piensas que son los demás los que están mal mientras que tú estás bien y que si estás sola es porque no ha aparecido la persona adecuada.
Como dice Fangoria en una canción
Es tan cómodo llorar y culpar
a la mala suerte, a la fatalidad.
No soy yo son los demás.
Es posible que si no te gusta esa persona que has conocido es porque hay algo en ti que no quieres resolver. Es decir, no quieres hacerte responsable de tu dolor y siempre es mejor proyectar fuera de ti lo que no quieres ver.
El principal problema puede estar en que tú ni siquiera te das cuenta de lo que está pasando.
¿Y cómo puedes darte cuenta?
Ya te lo he dicho antes, observando cómo te sientes y poniendo atención a las creencias que generan esas emociones.
Ahora te toca a ti responder a las preguntas:
¿Cómo eres de natural en tus relaciones?
¿Te muestras abierta y sin defensas?
¿Estás dispuesta a sentir y a comprometerte?
Responde en los comentarios.
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Hasta el próximo vídeo!
Ubuntu!!!