¿Podemos alcanzar la paz interior y nuestra plenitud sin las relaciones de pareja?
¿Basta con tener una gran vida social y excelentes relaciones laborales y comunitarias para lograr trascender el ego?
¿Para qué sirve una relación de pareja?
Soy Francisco Javier Gutiérrez de franciscojaviergutierrez.com y en este vídeo voy a contarte para qué sirve tener relaciones de pareja y cómo las relaciones de pareja me ayudaron a ver más allá del concepto que tenía de mi mismo.
Todo en la vida es relación. Sin relaciones no podríamos experimentar la vida.
El otro día escuché a Enric Corbera decir que es imposible no tener pareja.
En cambio es posible creer que no tenemos pareja.
La pregunta que deberíamos hacernos es a quién tomo por pareja.
Nosotros estamos siempre involucrados con alguien emocionalmente y para el inconsciente ese alguien es nuestra pareja.
En este sentido la pareja puede ser tu madre, tu padre, tu mascota o tu vecino y también tu expareja.
Actualizar el potencial
Dice Antonio Blay que la vida tiene como consigna actualizar el potencial de inteligencia, energía y afectividad que cada uno trae consigo.
De la energía nace la voluntad, el impulso a vivir y la capacidad de acción.
De la inteligencia nace todo lo relacionado con el conocimiento y la mente, como relacionar datos y nuestra capacidad de abstracción.
De la afectividad nace todo lo que tiene que ver con nuestro sentir, como el placer, el dolor, la amistad, el amor y el sentimiento de belleza y armonía.
¿Y cómo podemos actualizar ese potencial?
A través de nuestra relación con el exterior. El exterior me aporta los elementos que yo necesito para actualizar ese potencial de energía inteligencia y afectividad.
Cuando éramos niños la relación con nuestros padres comenzó a moldearnos. Tal vez puedas recordar como recibías los mandatos de tus padres como si fueran la verdad y el bien y lo hacías sin cuestionarte la validez de aquello que te decían aunque no te gustara oírlo.
De este modo aprendiste a darle más valor a lo que hacías que a lo que realmente eras en esencia. Es decir, aprendiste a darle más importancia a la forma de ser que al Ser.
Y ese aprendizaje basado en la forma de ser se mantuvo a lo largo del tiempo.
La escuela y la religión crearon la base sobre la que fuiste construyendo tu forma de relacionarte, tu forma de amar.
Así con el paso de los años la vida se manifestó en tu experiencia como un reflejo del mundo que habías creado en tu interior.
¿De qué manera se manifiesta la vida en tu experiencia?
En mi caso te puedo decir que fue a través de la familia, los padres, los hermanos, los abuelos, también los amigos, los maestros y no me olvido de los curas que pasaron por mi pueblo y que siempre fueron un referente de autoridad.
Es decir la vida se expresa a través de las relaciones.
Hoy en día las relaciones nos siguen definiendo. Yo soy yo en la medida en que me veo reflejado en el otro, es decir las relaciones nos definen, crean nuestra identidad y del mismo modo nosotros vamos definiendo la identidad de los otros cuando nos relacionamos con ellos.
Todo en la vida es relación.
Fíjate cómo nos definimos a nosotros mismos en base a las relaciones, y decimos soy el hijo de Santiago, la pareja de Alberto o el amigo de Carmen.
La función del exterior
Dice Antonio Blay que el exterior nos da aquello que necesitamos para actualizar nuestro potencial de energía. inteligencia y afectividad.
La única plenitud que puedo experimentar es la que se deriva de mi capacidad de comprender, de mi capacidad de actuar y de mi capacidad de amar.
Yo soy el dueño de mis respuestas y es esa respuesta que doy ante los hechos la que me conecta con mi felicidad y con mi verdadero potencial.
Sin embargo nuestra vida está construida bajo una creencia totalmente distinta. Nuestra vida está construida sobre la creencia adquirida de que son las circunstancias y las personas que me rodean las que hacen que me sienta feliz o desgraciado.
Hemos construido nuestra vida sobre la creencia de que es el exterior que me está dando o quitando felicidad.
Nuestras relaciones, ya sean de pareja o no, forman parte de ese exterior que me está danto o quitando felicidad.
Mientras yo siga esperando que los demás me den aquello que necesito siempre habrá una manipulación de los otros para conseguir eso que deseo, para conseguir que me den afecto, que me den seguridad y que me den energía.
El otro día me decía una persona en consulta que ella necesitaba pensar que había alguien en su vida para poder levantar por las mañanas. Necesitaba un mensaje de whatsapp, un buenos días, un beso o un abrazo para ponerse en marcha.
¿Qué ocurre cuando el exterior no nos da eso que le pedimos?
Nos sentimos injustamente tratados por la vida. Nos creemos víctimas de las circunstancias.
Dice Julio Bevione, que una relación no es un juego de víctimas y culpables, sino más bien un espacio de encuentro donde dos personas se reflejan para que cada una pueda mostrar a la otra aquello que por separado serían incapaces de ver.
Ese es el poderoso poder de las relaciones.
Eva Pierrakos en su libro del Miedo al Amor, dice que si la vida es una escuela, las relaciones son la universidad. Es a través de tus relaciones, especialmente a través de la relación con tu pareja que puedes aprender y crecer al máximo.
Yo también pensaba que no necesitaba tener pareja para crecer y aprender, pero he comprobado que el yo social, el Javier de las relaciones sociales, laborales o comunitarias, no me ha ayudado a trascender el ego y el concepto que tengo de mi mismo.
En tus relaciones sociales no tienes miedo de perderte en la intimidad con el otro y por lo tanto no eres consciente de ese miedo. Y si no eres consciente no puedes hacer nada para superarlo.
Ese miedo a perderte en la intimidad solo lo experimentas cuando estás en pareja.
Cuando te refugias en las relaciones sociales y comunitarias para no tener pareja estás dando espacio para que ese miedo se fortalezca y crezca porque en las relaciones sociales no hay riesgo de que te pierdas en la relación con el otro.
¿Por qué tienes miedo de la intimidad con el otro?
Porque no quieres que el otro desmonte la idea de identidad que has creído ser y que en soledad o en tu vida en comunidad permanece intacta.
Me preguntaba en consulta una mujer que por qué no podía controlar su lado cascarrabias cuando estaba con sus hijos y con su pareja. En cambio era una persona muy amable y agradable cuando hacía sus tareas de voluntariado o cuando estaba con los amigos.
Cuando hay demasiado roce, cuando nos mostramos vulnerables y nos abrimos a la intimidad se ve quiénes somos realmente.
Las relaciones de pareja nos ayudan a ver más allá de nosotros mismos. Nos ayudan a ver más allá de lo maravillosos y generosos que nos contamos que somos.
En una relación intima el otro deja al descubierto nuestras partes menos visibles. Deja al descubierto nuestra sombra. Esos rasgos de nuestra personalidad que no queremos ver porque nos duele reconocer que eso que nos espanta del otro en realidad solo es un reflejo de lo que hay en nosotros.
Y la buena noticia es que podemos cambiar aquello que nos duele de nosotros mismos. Podemos cambiar nuestra forma de mirar al otro.
Y cuando modificamos nuestros pensamientos y nuestras creencias erróneas sobre el otro, entonces el otro no tarda en mostrar ante nuestros ojos el cambio interno que hemos hecho primero nosotros.
Cuando cambias tu forma de mirar, lo observado también cambia.
¿Qué ocurre cuando comprendes que la vida es relación?
Que experimentas cada relación como un regalo, como una oportunidad para aprender algo de ti que de otro modo no lo hubieras podido ver.
El otro siempre es un maestro que viene a enseñarnos algo de nosotros mismos.
Cada relación es una oportunidad para mirarnos por dentro pero desde fuera.
Solo he podido encontrarla la paz interior a través de las relaciones de pareja.
No digo que la paz esté en la pareja, sino que ha sido a través de la relación de pareja que he descubierto que la paz está dentro de mi.
Cuando comprendo que soy amor puedo amar sin exigencias ni manipulaciones infantiles para conseguir eso que creo que tiene el otro y que a mi me falta.
Una vez que encuentro esa paz ya no hay diferencia entre las relaciones de pareja y el resto de relaciones sociales o familiares.
Solo existen relaciones.
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