Vivir el dolor tras una ruptura no parece algo fácil.
Hoy voy a hablarte de los 3 pasos que puedes dar cuando inicias el proceso de cierre de una relación:
El otro día quedé para comer con una antigua pareja. Hacía muchos años que habíamos roto. Y recuerdo que después de unas cervezas le miré a los ojos y con una expresión serena le dije: Gracias por todo lo que me diste y gracias por todo lo que no me diste.
Es cierto que el proceso de separarse y reponerse, lo que yo llamo el periodo de barbecho, necesita tiempo, pero no un tiempo que dure una eternidad.
Estos tres pasos yo te los muestro de forma sucesiva, pero se trata más bien de procesos simultáneos y cada uno puede darlos en el orden que necesite.
Los tres pasos para cerrar bien un proceso de ruptura son los siguientes:
- Primer paso: Ser conscientes del dolor.
- Segundo paso: Expresar aquello que no se dijo a lo largo de la relación.
- Tercer paso: Amar lo que se ha vivido.
En este post vamos ver el primero de ellos.
Permitirnos vivir el dolor intensamente para cerrar bien la ruptura
Cualquiera que haya vivido una separación de pareja sabe que es un duelo que pone tu vida patas arriba.
Un ruptura es un proceso que incluso te invita a cuestionarte tu propia forma de vida.
El mayor cambio que se produjo en mi vida fue precisamente a partir de un dolorosa experiencia de ruptura.
Siempre hablamos de experiencia pero ¿sabemos lo que es la experiencia?
Tu puedes creer que la experiencia es aquello que te sucede en la vida. Sin más.
Vives una ruptura y piensas que la experiencia es eso que te ha pasado, una separación.
Pero la experiencia no es lo que te sucede, sino aquello que haces con lo que te sucede.
¿Qué puedes hacer entonces cuando sufres una separación de pareja?
Puedes hacer algo muy importante, pero que no es fácil.
Permitirte vivir el dolor intensamente.
Cuando acabas de vivir una ruptura estoy seguro de que sientes una gran desesperación y crees que el dolor no se pasará.
El dolor es como un globo rojo que poco a poco va hinchándose en tu pecho aprisionando tu corazón.
Un globo que te invade desde el interior de tu pecho y que tú quieres hacer desaparecer a toda costa.
Y ese objetivo de hacerlo desaparecer es lo que más sufrimiento te causa. No el dolor en sí, sino el rechazo frontal a ese dolor que quiere abrirse camino dentro de ti.
Por qué no te permites vivir el dolor de la ruptura
No sé si has leído El amor en los tiempos del cólera de García Márquez. Allí, se cuenta que cuando Florentino Ariza es abandonado por su novia, su madre, al verlo llorar le dice:
“Aprovecha ahora que eres joven para sufrir todo lo que puedas, que estas cosas no duran toda la vida”
Cuando vives una separación, tienes que ser consciente de que has sufrido una herida muy grande y esa herida lo que único que quiere es que la reconozcas, quiere que la observes y que le des un espacio, un espacio que ella merece porque ese dolor aunque no te guste es tuyo, y forma parte de ti.
Por eso para cerrar el pasado de una relación lo primero que debes hacer es entregarte al dolor, abrirte al dolor de la herida, de la decepción, de la rabia y de la frustración, como hizo Florentino Ariza.
Pero como te dije antes no es fácil permitirse vivir el dolor tras una ruptura.
Las personas que te quieren, tus amigos y familiares son los primeros que desean arrancarte esa bolsa de dolor que no para de crecer dentro de ti.
Y desde el amor que te tienen te dicen frases de aliento del tipo:
- No te preocupes más por él. Ese gilipollas no se merece que le llores.
- Ya verás qué pronto conoces a otra persona que vale mucho más.
- Esa mujer no te convenía. Que te dejara es lo mejor que te ha podido pasar.
Pero estas frases no pueden ayudarte mucho.
Porque no puedes soltar el dolor si antes no lo has tomado de forma consciente.
Para soltar el dolor debes primero tomar conciencia de ese dolor y sentirlo con toda la intensidad.
¿Qué ocurre cuando eres consciente del dolor?
Pues que comienzan las visitas de huéspedes molestos.
Huéspedes que se sientan en nuestro sofá para que los observemos.
Y así vienen a verte la tristeza y su íntima amiga la culpa.
Otras veces se presentan la rabia y la sensación de fracaso.
Cuando te resistes al dolor, el dolor persiste. Tienes que dejar que tu cuerpo sienta todo lo que necesite sentir… y además tienes que expresarlo.
Y como dice Serrat: Si te toca llorar es mejor frente al mar.
Estos huéspedes, la tristeza, la culpa o la rabia, estarán un tiempo contigo.
No tengas prisa en echarlos.
Ya se irán.
Se irán y volverán.
Volverán después pero con otros ropajes más ligeros y desenfadados. Ya no vendrán vestidos de invierno, sino que se pondrán ropa de otoño, y alguno de primavera.
Ya verás como la tristeza y la pena se quedarán menos tiempo cada vez que te hagan una visita.
Mientras tanto el globo rojo ha ido perdiendo aire.
Poco a poco se ha ido haciendo más pequeño y un día te levantas y sientes el corazón más ligero.
Y sientes que al desaparecer el globo se ha abierto en tu pecho un espacio para el amor.
¿Qué has aprendido en este primer paso para cerrar bien una relación?
En este primer paso has aprendido:
- Que la experiencia no es lo que te sucede, sino aquello que haces con lo que te sucede.
- Que para cerrar bien una experiencia dolorosa lo primero que debes hacer es abrirte al dolor de la herida y la decepción.
- Que solo cuando te permites sentir y expresar la tristeza y la desesperación puedes dejar espacio para que entre de nuevo el amor.