Cómo puedes perdonarte y estar en paz cuando sientes rabia

No te pierdas el ejercicio práctico para perdonarte cuando sientes rabia al final de este post.

¿Te gusta vivir con rabia? ¿Te has dado cuenta de que abrigas rencor en tu corazón? ¿A menudo sientes vergüenza o culpa por lo que te ocurre?

Si es así, te doy la bienvenida al club.

Este es mi primer artículo sobre el Perdón Transpersonal y para empezar a hablar del perdón no voy a grabar un vídeo, sino que te voy a proponer un ejercicio práctico que te podrás descargar al final del post.

Nadie nos ha enseñado que el camino más corto para calmar la rabia, el rencor, la vergüenza y la culpa es el perdón.

Con este ejercicio voy a enseñarte cómo podemos empezar a perdonar aprendiendo a perdonarnos a nosotros mismos.

Pero antes de continuar voy a responder a una pregunta importante

¿Qué es el Perdón?

El verdadero perdón que puede liberarte del resentimiento y el rencor es una experiencia que va más allá de lo puramente cognitivo y psicológico.

Para que el perdón pueda lograr su efecto sanador es necesario que invoques a esa chispa de carácter sobrenatural que llamamos Gracia, Espíritu o Ser Esencial.

Este carácter trascendente no excluye el trabajo mental, pues es la mente la que necesita corrección para poder perdonar. Sin embargo, la mente no puede alcanzar ese efecto liberador sin la ayuda de la Gracia o el Espíritu.

¿Qué es el perdón?

  • El perdón es comprensión profunda.
  • El perdón es una oportunidad para desarrollar la compasión.
  • El perdón es una manera de liberarnos del pasado.
  • Perdonar significa liberarse del sentimiento de víctima.
  • El perdón es volver a conectar con la inocencia primordial
  • Cuando perdonamos se transforma nuestra vida.
  • El perdón se experimenta como apertura de corazón y alegría.

Por lo tanto, perdonar no significa que tengamos que estar de acuerdo con la conducta de quien nos ofendió, pero no quita que nuestro agresor no merezca el respeto que su ser merece.

¿Qué tres aspectos te parecieron relevantes en tu particular proceso de perdonar?

No me contestes ahora, espera cuando hagas el ejercicio que te propongo al final del post.

Lo que no es perdonar

Para comprender lo que es el perdón tal vez sea más fácil tener claro lo que no es perdonar.

1.     Perdonar no es justificar comportamientos negativos improcedentes, ya sean propios o ajenos.

Una pregunta muy común que me hacen los pacientes cuando hablo del perdón es la siguiente:

¿Perdonar significa que tengo que aceptar un comportamiento de maltrato?

Perdonar no significa tolerar el maltrato, la violencia, la agresión, la traición, etc.

Ante estos comportamientos es conveniente adoptar medidas firmes como puede ser un divorcio o un proceso judicial que impida la repetición de estos hechos dolorosos.

Perdonar no conlleva que se apruebe la conducta que te está causando sufrimiento y, por supuesto, perdonar no significa que no puedas tomar medidas para cambiar la situación.

¿Qué ocurre cuando estamos dispuestos a tragar comportamientos inaceptables?

Observa si estás usando el perdón para eludir tu responsabilidad de cuidar de ti misma o para evitar hacer cambios en tu vida.

Perdonar no es hacer como que todo va bien en tu relación de pareja cuando estás sintiendo que realmente no es así.

He escuchado a gente decir que han perdonado de verdad y sin embargo no encuentran paz interior.

He dicho antes que el perdón es una manera de liberarnos del pasado y del sentimiento de víctima. Cuando esa liberación no llega es posible que detrás de ese perdón lo que hay es una negación de la rabia o el dolor.

¿Por qué estaríamos dispuestos a negar la rabia el dolor?

Cuando éramos niños no nos permitían expresar nuestros sentimientos de enfado y aprendimos a sustituir esos sentimientos por otros más aceptables como el silencio o el aislamiento, en mi caso. De este modo evitaba la reprimenda de mis padres o ir al infierno.

2.     Perdonar no significa que tienes razón.

Se suele creer que el hecho de perdonar implica una actitud de superioridad respecto al perdonado. De este modo creemos que si se perdona a alguien es porque se le tiene lástima o porque es un pobre diablo y nos da pena.

Esta actitud arrogante está muy lejos del verdadero perdón.

Cuando alguien nos ofende lo hace desde su nivel de consciencia que, además, es el único que tiene. Del mismo modo cuando nos sentimos ofendidos lo hacemos también desde nuestro propio nivel de consciencia.

¿Por qué, si no, un mismo gesto puede ofender a unas personas y a otras no?

3.     Perdonar no significa que tengas que cambiar tu comportamiento.

Por ejemplo, si perdonas a un viejo amigo con el que has estado enfadada, no por eso debes mantener la amistad y volver a llamarlo y quedar con él como hacías antes.

Puedes perdonar a tu madre porque ha traicionado tu confianza y la utiliza para criticarte y, sin embargo, seguir visitándola y aceptando sus invitaciones. Otra cosa es que sigas confiando en ella y contándole tus asuntos.

4.     Perdonar no exige que le tengas que decir verbalmente a la persona que la has perdonado.

No se trata de ir y decirle a esa perdona “Te perdono”, aunque en algunos casos este gesto pueda ser una parte importante del proceso de perdonar. Y recuerda lo que hemos dicho en el punto 2, olvida la arrogancia si decides decírselo.

Tal vez haya personas con quienes aún tienes pendiente un proceso de perdón. Personas con quienes ya no tienes contacto o que incluso hayan muerto.

Afortunadamente, para la sanación que el perdón puede ofrecerte no es necesario que te comuniques directa y verbalmente con esas personas.

El perdón solo requiere de una comprensión íntima y profunda que conlleva un cambio de percepción de lo que antes considerabas ofensivo y doloroso.

Perdonarse a uno mismo

Uno de los mayores desafíos de nuestra vida es aprender a amarnos y aceptarnos a nosotros mismo, pase lo que pase, sintamos lo que sintamos.

[bctt tweet=”Amarse y perdonarse son esencialmente la misma cosa.” username=”javiged”]

¿Por qué nos cuenta tanto perdonarnos a nosotros mismos?

  • Porque cuando te perdonas muere el hábito de considerarte pequeña o de considerarte digno.
  • Porque cuando te perdonas muere la culpa, la vergüenza y la autocrítica.
  • Porque cuando te perdonas dejas de ser tú, es decir muere el concepto que uno tiene de sí mismo con el que llevas identificándote toda tu vida.

Perdonarse a sí mismo es un fabuloso nacimiento.

Por lo tanto, perdonar puede exigirte cambiar creencias sobre ti misma, creencias que fueron establecidas hace mucho tiempo y que en el momento actual no te permiten creer eres bueno, inteligente, respetable y que mereces ser amada tal como eres sin que tengas que hacer nada para recibir ese amor que te pertenece.

¿Dónde se originaron esas creencias limitantes sobre uno mismo?

Normalmente fue en la infancia. Perdonar significa sanar las culpas y las vergüenzas del pasado.

La culpa

Es posible que necesites perdonarte por haber hecho cosas que considerabas malas, como robar, mentir o engañar y que te hacían sentir culpable.

¿Tiene alguna función la culpa?

Existe una culpa sana que nos hace sentir malestar cuando no respetamos ciertos límites o cuando consideramos que nuestra conducta no es aceptable.

E. Erikson dice que desarrollamos este sentimiento de culpa sano alrededor de los 3 años. Cuando empezamos a obedecer a nuestros padres.

Cuando sientes esa culpa sana y no la observas, sino que la ignoras, es posible que tras muchos años te asalten sentimientos de culpabilidad por decisiones tomadas hace mucho tiempo.

Es entonces cuando esa culpa sana del pasado se transforma en una culpa insana en el presente.

Adoptas entonces una actitud de autocrítica constante en el presente para fortalecer ese concepto que tienes de ti misma cuando piensas que eres mala o que estás equivocado.

La autocrítica te mantiene unida al pasado y cuando no puedes dejar de atormentarte tu autoestima corre peligro.

De forma inconsciente, el yo, ese autoconcepto que tienes de ti misma, exige algún tipo de castigo por lo que has hecho.

¿Y cómo te castigas?

A través de la depresión, la infelicidad o incluso una enfermedad física. También a través de esa rabia hacia los demás que no te permite estar en paz.

Cuando te perdonas aceptas que lo que llamabas errores de comportamiento como gritar a tu pareja, en realidad solo eran demandas de amor, intentos confusos de recuperar ese amor que creías no merecer cuando estabas en la primera infancia.

La vergüenza

Le tengo un gran cariño a este sentimiento. Yo creía que la vergüenza era un sentimiento que me reafirmaba. Reafirmaba esa idea que tenía de mí mismo hasta tal punto que si dejaba de ser tímido creía que dejaba de ser yo.

Aún hoy día ese sentimiento me aparece a menudo, pero no le hago caso, sé que está ahí porque es un programa que traigo de la infancia. Ahora sé que soy más auténtico cuando gestiono mi pudor y me expreso sin miedo y me abro a lo que tenga que venir.

Me pregunto de dónde venía mi vergüenza aunque no soy consciente de su origen.

Es posible que alguien que tuvo un gran poder de influencia sobre mí (o la lectura de algún libro) me transmitiera mensajes falsos de lo mediocre que era, o de lo poco que merecía, o de todos los pecados que cometía (solo tenía que leer el Catecismo para darme cuenta que iba a ir al infierno de cabeza).

Para sanar tuve que reconocer esas influencias y asumir mi propia responsabilidad de adulto cuando, a pesar de mi edad, decidí guardar dentro de mi esa vergüenza.

Así que tuve también que reconocer los beneficios protectores que me daba sentir pudor, como no arriesgarme o quedarme en mi zona de confort con miedo a salir a la vida.

Solo entonces pude dejar de rechazarme pensando que debía ser mejor de lo que soy.

Esa vergüenza era vergüenza tóxica que es diferente de la vergüenza pasajera que todos sentimos en situaciones embarazosas.

La vergüenza tóxica es una identidad que se ha fijado en nuestra mente como consecuencia de malos tratos o experiencias de abandono cuando éramos muy pequeños.

Nuestros padres y cuidadores no supieron hacerlo de otra manera, pero si sentían dolidos, te castigaban o se mostraban ausentes, es posible que el niño perciba que nunca podrá satisfacer los deseos y las expectativas de los adultos.

De este modo uno llega a la conclusión de que es un ser defectuoso, poco válido y que no merece recibir todo el amor que la vida tiene para ofrecerle.

Ejercicio de toma de conciencia para trabajar el perdón con nosotros mismos.

Ahora te ofrezco un poderoso ejercicio de toma de conciencia para trabajar el perdón con nosotros mismos.

Responde a las preguntas y a las situaciones que se plantean y no hagas nada más. Solo permite que la observación de tus emociones te dé las respuestas que estás buscando. Sostener esas emociones es un poderosísimo ejercicio de amor hacia nosotros mismos.

HAZ CLICK AQUÍ PARA DESCARGAR EL EJERCICIO

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7 comentarios en “Cómo puedes perdonarte y estar en paz cuando sientes rabia”

  1. Israel Silverio Ramirez

    Hola me llamo Israel Silverio Ramirez, me parecio muy interesante y quiero hacer el ejercicio, pero hay algunos punto donde tengo dudas

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