Introducción
En un vídeo anterior viste que la verdadera causa del sufrimiento no está en la separación sino en el sentimiento de carencia y escasez que ya existía antes de la ruptura.
Este sentimiento es el que te hace creer que tu expareja es la única persona que puede salvarte del sentimiento de soledad o abandono.
¿Qué es lo que haces entonces? ¿Qué acciones pones en marcha cuando se produce una ruptura? ¿Qué camino es el que tomas para dejar de sufrir?
Cuando termines de ver este video habrás descubierto los tres caminos del exilio que emprendes para evitar el sufrimiento y que, al final, no te ayudan a superar el dolor que estás sintiendo.
Los tres caminos que tomas tras la ruptura
Cuando se produce una ruptura, enseguida te pones a trabajar en uno de los tres caminos siguientes, cuya finalidad es evitar el dolor y el sufrimiento.
Observa que los dos primeros tienen como objetivo que todo siga más o menos igual y que sigas pensando que la expareja es la solución a todas tus carencias afectivas que te causan vacío y sufrimiento.
El tercer camino lo tomas cuando decides renunciar al amor de la otra persona.
Vamos a ver estos caminos con más profundidad.
1. El camino de culpar al otro
El primero de estos caminos consiste en creer que la culpa la tiene el otro, e intentas que reconozca su error y, de este modo, seguir teniendo razón y así poder perdonarlo.
Estás siguiendo este camino cuando guardas pensamientos del tipo:
¿Cómo ha podido hacerme esto después de lo mucho que he hecho por él?
¿Por qué no se ha quedado y ha luchado por la relación?
¿Cómo es posible que ayer me dijera que me amaba y hoy haya cambiado de opinión?
Observa si, cuando estás en este camino, estás en disposición de suplicar, criticar, exigir, negociar, seducir, rebajarte, incluso avergonzarte, con tal de que el otro cambie y se adapte a lo que tú quieres.
2. El camino de culparte tú
El segundo camino consiste en creer que toda la culpa es tuya y entonces te esfuerzas en descubrir qué es lo que has hecho mal e intentas adaptarte a lo que la otra persona esperaba de ti para que podáis seguir juntos.
Cuando tomas este camino te invaden pensamientos del tipo:
Toda la culpa es mía y nunca encontraré a nadie como él o como ella.
No me siento con fuerzas para estar en soledad y necesito que sigamos siendo amigos.
Me doy cuenta de que he sido egoísta y estoy en disposición de cambiar.
3. El camino de la negación del amor.
El último camino comienza cuando renuncias a obtener su amor. Aquí comienzas a cerrar tu corazón para negar el dolor y entonces puedes tomar, al menos, dos decisiones.
O bien buscas una nueva pareja, o bien renuncias a tener más parejas. En este segundo caso apagas tu amor y te dices que el amor no merece la pena o que no sirves para tener pareja y que es mejor estar en soledad para evitar más sufrimiento.
Caminos del exilio
Estos tres caminos, como dice Richard Schwartz, son caminos de exilio porque son caminos en los que siempre se elige renunciar a una parte de nosotros mismos.
Mira el siguiente dibujo. Estos dos círculos os representan a ti y a tu pareja, y la mandorla central, representa la intersección entre ambos.
1. El camino de culpar al otro
Así, en el primer camino, el camino de culpar al otro, intentas que tu ex pareja deje de ser quien es para que se convierta en quien tú quieres que sea. Es decir, estás exigiendo a tu pareja que renuncie a partes de sí misma que a ti te causan miedo y te amenazan.
Si tu círculo es de color azul, por ejemplo, quieres que su círculo sea del mismo color que el tuyo.
Es decir, intentas que tu expareja reconozca que está equivocada y que renuncie a sus creencias individuales que a ti te causan conflicto dentro de la relación.
Es decir, en este primer camino quieres que el otro se adapte a lo que tú necesitas.
2. El camino de culparte tú
En el segundo camino, el camino de culparte tú, trabajas para exiliar las partes de ti que crees que al otro no le gustan y que han provocado la ruptura.
En este caso eres tú quien está renunciado a tu derecho de expresarte como eres realmente para adaptarte a lo que el otro necesita, o espera, con la finalidad de que siga a tu lado.
Es decir, haces todo lo posible por adaptarte al color del círculo de la otra persona. Renuncias a tu propio color, a tu individualidad, para ser quien el otro espera.
3. El camino de la negación del amor.
En el tercer camino, el de la negación, exilias las partes de ti que están unidas a tu expareja. Es decir, renuncias a la intersección. La intersección es la mandorla.
En este caso decides huir de la intersección entre ambos círculos. Cuando haces esto estás negando la mandorla que es la fuente de toda la sabiduría y la riqueza que te aporta la relación de pareja.
Observa que en este último caso estás renunciando a tu deseo de compartir un proyecto en común, o tener un compañero, o una compañera de vida. Es posible, entonces, que decidas volcar tu amor en una mascota, por ejemplo, un hijo, un fin social o un trabajo.
En todos estos casos no hay ningún riesgo de perder tu identidad. Date cuenta de que, en realidad, siempre estamos unidos emocionalmente a alguien o algo.
Observa que cuando acabas de romper con tu pareja estás siguiendo alguno de estos tres caminos o una combinación entre ellos. Esto es así porque no sabes cómo lidiar con la sensación de vacío y abandono que estás viviendo en los difíciles momentos tras la separación.
La importancia de mirar en tu interior
Hemos visto que cuando se produce una ruptura, enseguida te pones a trabajar en uno de los tres caminos del exilio, cuya finalidad es evitar el dolor y el sufrimiento
¿En qué coinciden estos tres caminos?
Ninguno de los tres te lleva a la causa de tu sufrimiento sino a los efectos y las consecuencias.
Sueles creer que la causa de tu dolor está en la ruptura. Crees que el origen de tu sufrimiento está en su decisión, o tu decisión, de terminar.
Y como te dije al principio de este vídeo, la verdadera causa del sufrimiento está en el sentimiento de carencia y escasez que ya existía antes de la ruptura.
En este sentido, aquello que le exiges a tu pareja y que ella no puede darte es lo mismo que le vas a seguir exigiendo una vez que la ruptura se produce.
Aunque te digas que estás en disposición de cambiar, sabes que tus necesidades son las mismas, lo que ocurre es que ahora estás en disposición de aumentar tu capacidad de sacrificio, como vimos en el segundo camino del exilio.
Date cuenta de que si nuestras parejas no pudieron restaurar nuestro sentimiento de dignidad, reconocimiento, atención y valoración, cuando estuvimos juntos, difícilmente podrán hacerlo cuando se convierten en ex parejas.
Y de la misma manera que nos sentíamos abandonados, traicionados, rechazados, humillados, o tratados injustamente, cuando estábamos a su lado, así nos seguiremos sintiendo cuando la relación se termina.
Esto es así porque los sentimientos de abandono, traición, rechazó, o injusticia, ya estaban en nosotros antes de que la relación comenzara y seguirán estando una vez que la relación finalice.
Al mismo tiempo, como no somos conscientes de esta verdad, cuando llega la ruptura iniciamos uno de los tres caminos del exilio que te mostré anteriormente.
¿Cuáles son las 3 claves de este vídeo?
La primera clave es que cuando se produce una ruptura adoptas uno de estos tres caminos:
- Culpas al otro de tu malestar mientras esperas que pida perdón y así continuar juntos.
- Te culpas a ti mismo e intentas adaptarte a la otra persona para que todo siga igual.
- Renuncias al amor de la otra persona buscando un sustituto o abrazando la soledad con resignación.
La segunda clave es que estos tres caminos son caminos de exilio porque son caminos en los que siempre se elige renunciar a una parte de nosotros mismos:
- En el primer camino intentas que tu ex pareja deje de ser quien es para que se convierta en quien tú quieres que sea.
- En el segundo camino trabajas para renunciar a las partes de ti que crees que al otro no le gustan y que han provocado la ruptura.
- En el tercer camino exilias las partes de ti que están unidas a tu expareja. En este último caso estás renunciando a tu deseo de compartir un proyecto en común, o tener un compañero, o compañera, de vida.
La tercera clave es que ninguno de estos caminos te lleva hacia la causa de tu sufrimiento sino a los efectos y las consecuencias. Sueles creer que la causa de tu dolor está en la ruptura. Y la verdadera causa del sufrimiento está en el sentimiento de carencia y escasez que ya existía antes de la ruptura.